Religión
China nunca ha sido un país muy religioso, puesto que se basaban tanto en el confucionismo, como en el taoísmo y/o el budismo, considerados más bien filosofías que regían el modo de vida y conducta de los ciudadanos
A
diferencia de las religiones occidentales, los chinos no se apegaban a
alguna divinidad en especial, sino en las fuerzas de la naturaleza.
Creían en que cada ser vivo tenía un deber en esta tierra y que ya tenía
ganado su lugar en el cielo, siempre y cuando cumpliera con dicha
“misión” por la que fue enviado.
Aún
así tenían algunas “deidades” celestes y naturales, como el dios del
cielo o el cielo en sí, quienes se adoraban en templos.
Estos
constituían una parte importante dentro de la sociedad china ya que no
solo en los templos se les rezaban a deidades, sino que también miles de
familias hiban a orar por sus antepasados, rito obligatorio para
cualquier ciudadano.
Esta
cultura siempre fue tolerante en cuanto a la religión. No demostraban
rechazo por ninguna de las religiones extranjeras ni por las diversas
creencias que existían dentro su propio territorio. De hecho, los que
creían en el taoísmo, en el confucionismo o en el budismo, convivían con
gran armonía, puesto que consideraban estas tres visiones como
distintos modos de llegar a la misma meta: la iluminación del alma.
También estaba el caso de Matsu, la Diosa del Mar, una deidad folklórica
de Taiwan; y Kuanyin, la diosa budista de la Misericordia, las que se
adoraban a veces en un mismo templo.
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