jueves, 17 de enero de 2013

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 Antigua china
introducción
la civilización china fue una de las más influyentes para el continente asiático y para el resto del mundo.  Esta, ubicada originalmente en las cercanías de los ríos Amarillo y Azul, logró progresar rápidamente gracias a sus fértiles suelos y al favorable paisaje natural, sin contar su admirable sed de progreso y creatividad.
Sus grandes avances tecnológicos, astronómicos, artísticos, arquitectónicos, etc, hicieron de esta cultura una de las más grandes y reconocidas de todo los tiempos, ganándose un significativo lugar en la historia Universal.
A continuación se presentan algunos aspectos generales sobre esta antigua civilización.


Ubicación geográfica Esta dinastía gobernó en el territorio que actualmente ocupan las actuales provincias de Henan, Hubei Shandog y la parte septentrional de Anbui, en el centro y Norte de China.
Su capital alrededor de 1384 a.C en adelante, estaba situada en Anyang, cerca de la frontera norte de Henan,



'Civilización china'


Organización social y económica

-Económica: 
Desde el comienzo, la organización china estuvo basada principalmente en la agricultura, pero posteriormente fueron creadas las industrias, por ejemplo, la metalurgia (especialmente el bronce), la porcelana y la seda (estos productos hicieron que los chinos tuvieran un buen comercio, y esto llegó a extenderse hasta el mundo mediterráneo).

-Social:
La estructura social de la civilización china se caracteriza principalmente por la existencia de una gradación y su escrupuloso respeto por las jerarquías.
En la plenitud o esplendor se encuentra el emperador, considerado de origen glorioso y se pensaba que había recibido su poder por virtud o por las órdenes de los dioses. Por supuesto, el emperador se ubicaba en la aristocracia nobiliaria, la corte. Ésta aristocracia estaba compuesta también por terratenientes y por caudillos militares (que establecían cargos en el ejército).
En el nivel tercero se ubicaban los mandarines (funcionarios de confianza del Imperio), que a su vez estaba formado por: los gobernadores, jueces, funcionarios policiales, recaudadores de impuestos y supervisores de las labores agrícolas. Los mandarines se preocupaban de la vigilancia agrícola y el buen funcionamiento del regadío.
Los campesinos, que pertenecían a la mayoría de la población,  se encontraban en el cuarto nivel. Éstos trabajaban los campos de los terratenientes en condición de arrendatarios.
Finalmente, en el último nivel, estaban los esclavos (los más perjudicados), eran prisioneros de guerra y habían perdido totalmente su libertad por las deudas.

Religión

China nunca ha sido un país muy religioso, puesto que se basaban tanto en el
confucionismo, como en el taoísmo y/o el budismo, considerados más bien filosofías que regían el modo de vida y conducta de los ciudadanos

A diferencia de las religiones occidentales, los chinos no se apegaban a alguna divinidad en especial, sino en las fuerzas de la naturaleza. Creían en que cada ser vivo tenía un deber en esta tierra y que ya tenía ganado su lugar en el cielo, siempre y cuando cumpliera con dicha “misión” por la que fue enviado.
Aún así tenían algunas “deidades” celestes y naturales, como el dios del cielo o el cielo en sí, quienes se adoraban en templos. 

Estos constituían una parte importante dentro de la sociedad china ya que no solo en los templos se les rezaban a deidades, sino que también miles de familias hiban a orar por sus antepasados, rito obligatorio para cualquier ciudadano.

Esta cultura siempre fue tolerante en cuanto a la religión. No demostraban rechazo por ninguna de las religiones extranjeras ni por las diversas creencias que existían dentro su propio territorio. De hecho, los que creían en el taoísmo, en el confucionismo o en el budismo, convivían con gran armonía, puesto que consideraban estas tres visiones como distintos modos de llegar a la misma meta: la iluminación del alma. También estaba el caso de Matsu, la Diosa del Mar, una deidad folklórica de Taiwan; y Kuanyin, la diosa budista de la Misericordia, las que se adoraban a veces en un mismo templo.


Arte
Los chinos desarrollaron grandes aportes a las artes, tanto en la arquitectura, la pintura, la literatura, la escritura y las telas.

El arte de la arquitectura surgió con la dinastía Zhou, la que debía cumplir dos funciones fundamentales: la belleza y/o estética y la funcionalidad. 
Los hogares debían ser siempre estilizados, contando con jardines, lagunas y delicados detalles en las cerámicas y estampados de paredes.

Dentro de las obras arquitectónicas que más destacan están las Pagodas (construcciones de varios pisos con techos superpuestos, uno sobre otro), la Gran Muralla China (levantada con el propósito de defender a la nación de la invasión de los nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria y que, debido a su longitud y altura, puede verse desde el espacio.) y el Ejército de Terracota (figuras de soldados y caballos a tamaño real hechos de terracota, construidos bajo el mandato del autoproclamado primer Emperador de China, de la dinastía Qin. Al enterrarlos se creía que el Emperador seguiría teniendo tropas bajo su mando, aún después de muerto.)

La escritura es uno de los aspectos más característicos dentro de esta cultura, debido no solo a su valor como canal de difusión, sino como parte de su repertorio artístico. Con signos compuestos básicamente por elegantes y refinadas curvas, la caligrafía china es, en gran parte, considerada más como un arte abstracto, lleno de armonía y ritmo.

La seda, uno de los grandes descubrimientos realizados por dicha cultura, comenzó como una nececidad basica, para luego transformarse en un sofisticado y exclusivo arte, restringido unicamente al Emperador y a sus allegados. Basada en la sericultura, la seda se convirtió en uno de los tesoros más esquisitos de aquella época, manteniendo o incluso aumentando su valor hasta nuestros días.





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