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Antigua china
introducción
la civilización china fue una de las más influyentes para el continente asiático y para el resto del mundo. Esta,
ubicada originalmente en las cercanías de los ríos Amarillo y Azul,
logró progresar rápidamente gracias a sus fértiles suelos y al favorable
paisaje natural, sin contar su admirable sed de progreso y creatividad.
Sus
grandes avances tecnológicos, astronómicos, artísticos,
arquitectónicos, etc, hicieron de esta cultura una de las más grandes y
reconocidas de todo los tiempos, ganándose un significativo lugar en la
historia Universal.
A continuación se presentan algunos aspectos generales sobre esta antigua civilización.
Ubicación geográfica Esta dinastía gobernó en el territorio que actualmente ocupan las actuales provincias de Henan, Hubei Shandog y la parte septentrional de Anbui, en el centro y Norte de China.
Su capital alrededor de 1384 a.C en adelante, estaba situada en Anyang, cerca de la frontera norte de Henan,
Organización social y económica
-Económica:
Desde
el comienzo, la organización china estuvo basada principalmente en la
agricultura, pero posteriormente fueron creadas las industrias, por
ejemplo, la metalurgia (especialmente el bronce), la porcelana y la seda
(estos productos hicieron que los chinos tuvieran un buen comercio, y
esto llegó a extenderse hasta el mundo mediterráneo).
-Social:
La
estructura social de la civilización china se caracteriza
principalmente por la existencia de una gradación y su escrupuloso
respeto por las jerarquías.
En
la plenitud o esplendor se encuentra el emperador, considerado de
origen glorioso y se pensaba que había recibido su poder por virtud o
por las órdenes de los dioses. Por supuesto, el emperador se ubicaba en
la aristocracia nobiliaria, la corte. Ésta aristocracia estaba compuesta
también por terratenientes y por caudillos militares (que establecían
cargos en el ejército).
En
el nivel tercero se ubicaban los mandarines (funcionarios de confianza
del Imperio), que a su vez estaba formado por: los gobernadores, jueces,
funcionarios policiales, recaudadores de impuestos y supervisores de
las labores agrícolas. Los mandarines se preocupaban de la vigilancia
agrícola y el buen funcionamiento del regadío.
Los campesinos, que pertenecían a la mayoría de la población, se encontraban en el cuarto nivel. Éstos trabajaban los campos de los terratenientes en condición de arrendatarios.
Finalmente,
en el último nivel, estaban los esclavos (los más perjudicados), eran
prisioneros de guerra y habían perdido totalmente su libertad por las
deudas.
Religión
China nunca ha sido un país muy religioso, puesto que se basaban tanto en el confucionismo, como en el taoísmo y/o el budismo, considerados más bien filosofías que regían el modo de vida y conducta de los ciudadanos
A
diferencia de las religiones occidentales, los chinos no se apegaban a
alguna divinidad en especial, sino en las fuerzas de la naturaleza.
Creían en que cada ser vivo tenía un deber en esta tierra y que ya tenía
ganado su lugar en el cielo, siempre y cuando cumpliera con dicha
“misión” por la que fue enviado.
Aún
así tenían algunas “deidades” celestes y naturales, como el dios del
cielo o el cielo en sí, quienes se adoraban en templos.
Estos
constituían una parte importante dentro de la sociedad china ya que no
solo en los templos se les rezaban a deidades, sino que también miles de
familias hiban a orar por sus antepasados, rito obligatorio para
cualquier ciudadano.
Esta
cultura siempre fue tolerante en cuanto a la religión. No demostraban
rechazo por ninguna de las religiones extranjeras ni por las diversas
creencias que existían dentro su propio territorio. De hecho, los que
creían en el taoísmo, en el confucionismo o en el budismo, convivían con
gran armonía, puesto que consideraban estas tres visiones como
distintos modos de llegar a la misma meta: la iluminación del alma.
También estaba el caso de Matsu, la Diosa del Mar, una deidad folklórica
de Taiwan; y Kuanyin, la diosa budista de la Misericordia, las que se
adoraban a veces en un mismo templo.
Arte
Los
chinos desarrollaron grandes aportes a las artes, tanto en la
arquitectura, la pintura, la literatura, la escritura y las telas.
El
arte de la arquitectura surgió con la dinastía Zhou, la que debía
cumplir dos funciones fundamentales: la belleza y/o estética y la
funcionalidad.
Los
hogares debían ser siempre estilizados, contando con jardines, lagunas y
delicados detalles en las cerámicas y estampados de paredes.
Dentro
de las obras arquitectónicas que más destacan están las Pagodas
(construcciones de varios pisos con techos superpuestos, uno sobre
otro), la Gran Muralla China (levantada con el propósito de defender a
la nación de la invasión de los nómadas xiongnu de Mongolia y Manchuria y
que, debido a su longitud y altura, puede verse desde el espacio.) y el
Ejército de Terracota (figuras de soldados y caballos a tamaño real
hechos de terracota, construidos bajo el mandato del autoproclamado
primer Emperador de China, de la dinastía Qin. Al enterrarlos se creía
que el Emperador seguiría teniendo tropas bajo su mando, aún después de
muerto.)
La
escritura es uno de los aspectos más característicos dentro de esta
cultura, debido no solo a su valor como canal de difusión, sino como
parte de su repertorio artístico. Con signos compuestos básicamente por
elegantes y refinadas curvas, la caligrafía china es, en gran parte,
considerada más como un arte abstracto, lleno de armonía y ritmo.
La
seda, uno de los grandes descubrimientos realizados por dicha cultura,
comenzó como una nececidad basica, para luego transformarse en un
sofisticado y exclusivo arte, restringido unicamente al Emperador y a
sus allegados. Basada en la sericultura, la seda se convirtió en uno de
los tesoros más esquisitos de aquella época, manteniendo o incluso
aumentando su valor hasta nuestros días.